Luis Cristina Paula Adrián Noelia Alba Cinthia Lorena Francis Gema Luis Teresa Valerio Álvaro Sonia Manuel Alejandro María Alaina Jose Christian Fátima Álvaro Andrea Patricia
Toca despedida. Decir adiós puede llegar a ser algo trivial o durísimo (recordad vuestras elegías). Hoy no voy a deciros adiós. Como tampoco les dije adiós a mis chicos del Martínez Montañés. Nuestro pequeño hospital de campaña se cierra.
Mi amigo Juan Pablo murió hace unos meses. Hubiera disfrutado mucho viéndome tan feliz con mis niños en mi recién estrenada plaza de profesora de secundaria y le habría encantado este blog, porque sus comentarios y críticas estaban hechos siempre desde el cariño que me tenía. Pero se nos fue y no tuve la oportunidad de enseñarle vuestro trabajo y el mío. Esta última entrada quiero dedicársela a él y a vosotros, alumnos y alumnas de 2ºA, 3ºB y 3ºC, que ya conocéis el valor de la amistad y habéis comenzado a experimentar lo que supone la pérdida de los seres que amáis.
José Hierro escribió en uno de sus primeros libros, Alegría, un poema inquietante lleno de una extraña belleza, El rezagado: un hombre nos dice adiós. Lo único que parece atarle a este mundo es nuestro propio recuerdo, nuestro dolor… Dejo a un lado el dolor y me quedo con la capacidad innata de mi amigo para darle a cada persona un lugar en su mundo.
El Rezagado
Te vimos, por última vez, ante el puente que unía tu reino con este otro reino que sólo verán nuestros ojos. Es duro perderte, saber que ni soles, ni siglos, ni vientos, saber que ni mares ni noches podrán devolvernos tu rostro. Te vimos llorar. Te sentaste a la sombra de un árbol. Tus dientes mordían un tallo de verde y de oro. Después nunca más te encontramos. Nos queda de ti, el rezagado, la imagen de un hombre llevando en su frente la luz del crepúsculo rojo. Nos duele saber que eres débil, que no te atreviste a arrojar al olvido, a manchar, al rozarte el dolor, tu sereno tesoro. Desde aquí pensaremos en ti, en tu alegría. (Eras tú el más perfecto de todos; pero yo ya conozco qué largas cadenas, qué profundas raíces, qué fuertes cerrojos, qué torres, qué ríos detienen tu paso, qué música de olas, qué frutos redondos. Yo sé bien lo que cuesta perder la alegría y volver a ganarla después del dolor, en un mundo remoto). Es duro perderte. Quisiera guardar para siempre tu imagen, la imagen que está en mi recuerdo poblando de sueños su fondo. Pero ya te han llenado las manos de estrellas azules, el pecho de yedra, la frente de mares brumosos. Tan lejos te vemos y extraño, tan de otro planeta, que casi olvidamos que un día viviste feliz con nosotros.
para acabar reuniéndoos conmigo en las sombras de la muerte.
Escuchad este maléfico consejo
de un alma ya destruida que jamás lo siguió,
y acabad al fin, muertos, como yo.
Christian Maireles
Al acecho
La muerte te acecha poco a poco. El otro día la viste, pero no te hizo nada, pues aún no ha llegado tu hora. Disfruta el momento antes de que acaben tus días.
Dicen que tu camino se ha acabado que ya te despediste de mí aquel día, aquel día que en mis sueños dijiste cuánto me querías.
Por esas palabras que nunca te dije, por ese mensaje que nunca envié, por esas caricias que nunca te hice y esos besos que nunca te daré.
Esta carta que llorando escribo es más que de despedida y aunque es posible que no la leas es signo de adiós y de herida.
Herida que en mi pecho me quedo, y que nunca se irá. Herida que en mi corazón me guardo, y que nunca sanará.
Que es la primera y la última de una serie de cartas de amor que ataré presto a una paloma para que vuele hasta tu balcón.
Un balcón de plata y terciopelo con bellísimas vistas al cielo donde se ve mi barquito velero con un mensaje que dice: “Te quiero”.
José Luis González García de Castro
MUERTE Y PUTREFACCIÓN
Feneciste, caíste, muerto y enterrado. Ni una sola alma en tu entierro ha llorado. Nadie de ti se ha acordado. Ahora camino de obscuras llamas vas y nadie te recordará. Has alcanzado lo que yo llevo mucho tiempo buscando, y ahora no puedo hacer más que envidiarte. Ese duro y cruel destino, es el que yo he deseado. Tu tiempo solo ha llegado a ser borrado y yo deseo que el mío no sea recordado. Ahora solo buscaré tu reposado cadáver para prenderle fuego y ser yo el que descanse enterrado.
Christian Maireles
ELEGÍA
¿Por qué te fuiste de mi lado? ¿Por qué te fuiste de aquí? ¿Por qué me has abandonado? ¿Por qué me dejaste así? No sé qué te ha pasado ni por qué estás ahora allí, solo sé que me has dejado y que no podré vivir. Con lo bien que lo pasábamos, con lo bien que lo pasaste. Ojalá lo que hayas hecho no sea un gran desastre. Con lo bueno que eras, con lo divertido que fuiste, y un día te fuiste a casa y nunca más volviste. Cuando me sentía triste, tú venías y me alegrabas, aunque lo mejor era que ya no lloraba. A lo mejor te olvidas de mí y de haber estado conmigo, pero no olvides nunca que siempre seré tu amigo.
Manuel Fernández Caro
ME RECUERDAN A TI
Me recuerdan lo pajarillos, tu cantar de ruiseñor.
Me recuerdan los ríos, el brillo de tu mirada.
Me recuerdan los riachuelos, el espejo de tu risa.
Me recuerdan los niños, tu alegría de cada día.
Me recuerdan los días nublados, que te fuiste y no volverás.
Me recuerdan los días oscuros, que te anhelo, querido tío Paco.
Noelia Díaz de Lope Díaz Coca
QUE NO PUEDO VIVIR SIN TI, AMIGO
Que no puedo vivir sin ti, amigo.
Quiero escapar de esta angustia que llena mi cuerpo. Quiero que te destierren y que vuelvas conmigo. Quiero que me castigue Dios contigo. Que no puedo vivir sin ti, amigo. Quiero tenerte aquí de nuevo conmigo. Quiero volver a abrazarte y no dejarte marchar. Quiero convertirme en tu sombra y compañía. Que no puedo vivir sin ti, amigo.
A veces
por supuesto
usted sonríe
y no importa lo linda
o lo fea
lo vieja
o lo joven
lo mucho
o lo poco
que usted realmente
sea
sonríe
cual si fuese
una revelación
y su sonrisa anula
todas las anteriores
caducan al instante
sus rostros como máscaras
sus ojos duros
frágiles
como espejos en óvalo
su boca de morder
su mentón de capricho
sus pómulos fragantes
sus párpados
su miedo
sonríe
y usted nace
asume el mundo
mira
sin mirar
indefensa
desnuda
transparente
y a lo mejor
si la sonrisa viene
de muy
de muy adentro
usted puede llorar
sencillamente
sin desgarrarse
sin desesperarse
sin convocar la muerte
ni sentirse vacía
llorar
sólo llorar entonces su sonrisa
si todavía existe
se vuelve un arco iris.
A través de la audición de ¿Por qué lloras blanca niña?,interpretado magistralmente por Savina Yannatou, pudimos comprobar en clase los lazos que unen al pueblo judío con Andalucía y España: viejos romances hispánicos y canciones tradicionales se conservaron gracias a los sefarditas que siguieron enriqueciendo el corpus de romances y canciones aprendidos antes de la diáspora. ¿Recordáis como nuestro romance incluía a modo de cajas chinas diferentes fragmentos de otros romances tradicionales? Noelia, sé que no pudiste encontrar el romance, a continuación te ofrezco una excelente versión de un grupo valenciano, L'Ham de Foc:
Los sefardíes no sólo conservaron en su memoria romances, sino también canciones utilizando una vieja lengua que tanto tiene de la nuestra. Os dejo un vídeo de una hermosa canción, Adió Kerida, interpretada por Yasmin Levy:
Adiós Querida
Tu madre kuando te parió
i te kito al mundo,
corason ninya no te dio,
para amar segundo.
Adio, adio kerida,
no kiero la vida,
me l'amargates tú.
Abuxcate otro amor,
aharva otras puertas,
aspera otro ardor
ke para mí sos muerta.
Adio, adio kerida,
no kiero la vida,
me l'amargates tú
¿Podríais distinguir las diferencias temáticas y formales entre el romance que escuchamos en clase y esta canción? Unas pistillas. ¿Quién es el emisor en cada una de ellas? ¿Tienen carácter narrativo o lírico? Dejad vuestros comentarios. Añado un enlace a un diccionario de judeoespañol o ladino; en él podréis consultar el significado de algunos términos desconocidos.
Por último, os dejo otro conocido romance sefardí, El sueño de la hija del rey:
¿Problemas para localizar los complementos del predicado? Estudia y repasa las recetillas que hemos visto en clase y, a continuación, realiza las siguientes actividades interactivas. No olvides dejar tus comentarios.
Amantes de las tablas, volvemos al teatro. El próximo jueves en el Centro Cívico, el grupo La Nave Teatro nos ofrecerá una divertida obra, El ruiseñor de Sevilla, de Lope de Vega. En Actimoliner puedes echar un vistazo al argumento. Christian, en esta pieza no encontrarás a la sensual Belisa, pero espero sinceramente que Lucinda sea de tu agrado.
Los microrrelatos son un género literario en auge. Se trata de cuentos muy breves, pero intensos, con mucha sustancia. Se suele hablar de microrrelatos, minicuentos, minificciones, minihistorias, cuentines, nanocuentos, cuentos bonsái... La Institución Cultural “El Brocense” (ICB), de la Excma. Diputación Provincial de Cáceres convoca el V concurso de Microrrelatos “El Brocense” para estudiantes españoles matriculados en el segundo ciclo de la ESO, Bachillerato y Programas y Ciclos Formativos del curso 2008-2009. Vosotros, por supuesto, podéis participar. Aquí tenéis resumida la convocatoria:
Previamente tendréis que entregarme los microrrelatos para seleccionar los textos que participarán en el concurso.
Mi compañera de Departamento, Elisa, ha trabajado estos breves relatos con sus alumnos y alumnas de 1º. Os invito a visitar su blog y a leer la magnífica selección que ha realizado. Pinchad aquí. Os aseguro que merece la pena y pasaréis un buen rato intentando descifrar sus misteriosos y sorprendentes significados.
También podéis leer los que siguen:
Tatuaje Ednodio Quintero
Cuando su prometido regresó del mar, se casaron. En su viaje a las islas orientales, el marido había aprendido con esmero el arte del tatuaje. La noche misma de la boda, y ante el asombro de su amada, puso en práctica sus habilidades: armado de agujas, tinta china y colorantes vegetales dibujó en el vientre de la mujer un hermoso, enigmático y afilado puñal.
La felicidad de la pareja fue intensa, y como ocurre en esos casos: breve. En el cuerpo del hombre revivió alguna extraña enfermedad contraída en las islas pantanosas del este. Y una tarde, frente al mar, con la mirada perdida en la línea vaga del horizonte, el marino emprendió el ansiado viaje a la eternidad. En la soledad de su aposento, la mujer daba rienda suelta a su llanto, y a ratos, como si en ello encontrase algún consuelo, se acariciaba el vientre adornado por el precioso puñal.
El dolor fue intenso, y también breve. El otro, hombre de tierra firme, comenzó a rondarla. Ella, al principio esquiva y recatada, fue cediendo terreno. Concertaron una cita. La noche convenida ella lo aguardó desnuda en la penumbra del cuarto. Y en el fragor del combate, el amante, recio e impetuoso, se le quedó muerto encima, atravesado por el puñal.
El pozo Luis Mateos Díez
Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años. Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa. Veinte años después, mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse. En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en su interior. “Éste es un mundo como otro cualquiera”, decía el mensaje.
Un cuento de amor
Marcial Fernández
Rudolf, con la cabeza levantada y reclinado en su cadencioso cuerpo la miraba con sus profundos ojos verdes. Ella, esbelta y apetitosa, bailaba enfrente y en torno a Rudolf apenas sin tocar el suelo. Él- es de suponerse- estaba en posición de ataque, con esa nerviosidad serena que siempre le fue tan característica. Ella, seductora, como si no se diera cuenta de la situación, seguía exhibiéndose alegre y provocativa. Rudolf, entonces, de un sólo movimiento atrapó entre sus fauces gatunas a la mariposa, y, de dos mordidas, se la comió.
Las llaves de Stella
Jorge Ariel Madrazo
Stella abrió la puerta de su casa, radiante como siempre. Entre cuatro dedos de su mano derecha- en posición supina- agitaba las llaves y con la otra mano sujetaba a su perra blanca, Stephanía, a la que llevaba al paseo nocturno. De pronto comprobó: ya no tenía las llaves. Nunca aparecerían. En la siguiente oportunidad aferraba la correa perruna cuando, en una distracción o algo así, advirtió con alarma que ya no la sujetaba. De la perra, nunca supo. Una noche del mes siguiente apoyó una mano en una pared de su casa y ¡zaz! ésta se esfumó ante su aterrado estupor.Decidió entonces invitar a salir al hombre a quien odiaba, lo aferró de un brazo con fuerza. Nada. Stella ignoraba que el don de las desapariciones le había sido otorgado por el dios bromista sólo para ser ejecutado tres veces. Resignada, Stella descubrió en cambio que el hombre no era tan desagradable. Y poseía llaves, perro y casa.
El tejedor celoso Fernán Caballero
Había una vez un hombre que era tejedor; tenía una mujer muy buena y muy linda; pero la había dado la manía de ser celoso y de figurarse que su honrada mujer le podía faltar. Una mañana, sabiendo que su mujer se había ido a confesar, y queriendo cerciorar de si sus sospechas eran ciertas, se puso un hábito de fraile y se sentó en el confesionario. Llegó la mujer, que lo había conocido y le dijo: - Acúsome, padre, que he tenido amores con un mozo, después con un viejo y después con un fraile. -Vete de aquí- le dijo el fingido fraile-no hay absolución para tales delitos. Fuese enseguida a su casa y se puso a tejer; pero como estaba tan rabioso empezó a cantar para que lo oyese su mujer: Acúsome padre, con mucho descoco Que he tenido amores con un hombre mozo; Después con un viejo, después con un fraile; Y teje que teje, y dale que dale. A lo cual ella, en la misma tonada, contestó de esta suerte: - Si te lo dije, fue por ser verdad, Puesto que te quise en tu mocedad; Ayer siendo viejo y hoy siendo fraile; Y teje que teje y dale que dale. Con lo cual se quedaron tan amigos por ciento y un años.
Servicio de correos
Orlando Van Bredam
Mi natural desconfianza del servicio de correo me llevó a probar la eficacia del sistema. Me envié cartas a mí mismo para saber si llegaban a tiempo. Nada más particular que la cara del cartero cuando descubría que el destinatario y el remitente eran la misma persona.
En una oportunidad, el texto me resultaba extraño. Supuse que se trataba de una broma de los empleados o de mi vieja costumbre de pensar una cosa y escribir absolutamente lo contrario. Lo cierto es que nada me proporcionaba más placer que recibir mis propias cartas. Eso tenía sus ventajas; en primer lugar, nunca había sorpresas desagradables; en segundo lugar, eran líneas sinceras, nunca trataba de engañarme con adulaciones hipócritas y tercero; en caso de que la carta se extraviara del correo a mi casa, no importaba, yo sabía de qué se trataba.
Soledad
Pedro de Miguel
Le fui a quitar el hilo rojo que tenía sobre el hombro, como una culebrita. Sonrió y puso la mano para recogerlo de la mía. Muchas gracias, me dijo, muy amable, de dónde es usted. Y comenzamos una conversación entretenida, llena de vericuetos y anécdotas exóticas, porque los dos habíamos viajado y sufrido mucho. Me despedí al rato, prometiendo saludarle la próxima vez que le viera, y si se terciaba tomarnos un café mientras continuábamos charlando.
No sé qué me movió a volver la cabeza, tan sólo unos pasos más allá. Se estaba colocando de nuevo, cuidadosamente, el hilo rojo sobre el hombro, sin duda para intentar capturar otra víctima que llenara durante unos minutos el amplio pozo de su soledad.
Paternidad responsable Carlos Alfaro
Era tu padre. Estaba igual, más joven incluso que antes de su muerte, y te miraba sonriente, parado al otro lado de la calle, con ese gesto que solía poner cuando eras niño y te iba a recoger a la salida del colegio cada tarde. Lógicamente, te quedaste perplejo, incapaz de entender qué sucedía, y no reparaste ni en que el disco se ponía rojo de repente ni en que derrapaba en la curva un autobús y se iba contra ti incontrolado. Fue tremendo. Ya en el suelo, inmóvil y medio atragantado de sangre, volviste de nuevo tus ojos hacia él y comprendiste. Era, siempre lo había sido, un buen padre, y te alegró ver que había venido una vez más a recogerte.
Ajuar funerario Fernando Iwasaki
Cuando llegué al sanatorio, encontré a mi madre enlutada en las escaleras.-Pero mamá, tú estás muerta.-Tú también, mi niño.Y nos abrazamos desconsolados.
La cita inesperada
Pablo Santillán Ledesma
Me había dicho que no volveríamos a vernos; que era la primera y última vez. Que era peligroso. Lo decía sutilmente, como silbando las palabras. Yo tenía la certeza de que estaba mintiendo, o que con esa determinación decía lo contrario; estaba seguro porque mientras me hablaba apretaba mis manos, silabeando.Al siguiente día, en la noche, cuando la velaban, una de sus íntimas amigas me susurró al oído: “Fíjate que hoy, precisamente hoy en la tarde, ella me había dicho que mañana en la noche tendría una cita contigo”.
Repasa las perífrasis verbales a través de esta estupenda aplicación LIM del profesor Manuel Guerrero. Aunque la actividad está pensada para bachillerato, podrás realizar la mayoría de los ejercicios. No olvides dejar tus comentarios y resultados.
Mi elección, un poema de Federico García Lorca, Herido de amor, al que pone voz Ana Belén en su álbum homenaje a Lorca, Lorquiana, con música de Joan Manuel Serrat. ¿Os suena de algo? Debería. Don P...
Próximamente asistiremos a la representación de una deliciosa y breve pieza teatral de Federico García Lorca, Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín. Os resumo brevemente su argumento: don Perlimplín, un anciano soltero, se ha pasado la vida dedicado a la lectura y alejado de los placeres del amor. Tras la insistencia de su criada Marcolfa, don Perlimplín se casa con la joven y bella Belisa, sin embargo, ya en la noche de bodas ésta le es infiel con cinco admiradores. Don Perlimplín urdirá un engaño para lograr el amor de Belisa, aunque el triunfo del amor no les librará de la muerte.
A continuación podéis leer la obra pinchando aquí.
El personaje de don Perlimplín y su plan para lograr el amor de Belisa nos recuerda a otro personaje teatral (aunque existió en realidad) creado por el dramaturgo francés, Edmond Rostand, Cyrano de Bergerac.
Cyrano, el protagonista, es un poeta y espadachín, locuaz e ingenioso, pero con una enorme nariz, objeto de constantes burlas. Vive secretamente enamorado de su prima Roxane, sin embargo, ésta ama a Christian, un joven apuesto y tímido, que a su vez está enamorado de la dama. Cyrano ayuda a su rival escribiendo para él apasionadas cartas de amor destinadas a Roxane. Gracias a la ayuda de Cyrano, los dos jóvenes consiguen casarse, aunque Christian muere en la guerra. Tras morir su marido, Roxane se retira a un convento, y mientras Cyrano agoniza, la joven se da cuenta de que las bellas palabras que encendieron su pasión, son, en realidad, las palabras de Cyrano.
Esta obra ha sido llevada al cine en varias ocasiones. Os dejo un vídeo de la versión de 1990, protagonizada por Gérard Depardieu.
Nuestro arcipreste, humano y pecador, culpa a Amor (Cupido) de su mala fortuna. Como respuesta, Amor y Venus, su madre, se le aparecen y le dan consejos útiles para que consiga novia. El primero de ellos se refiere a la mujer de la que debe enamorarse. Una mujer, como veréis, muy alejada de la descripción de la serrana Aldara de Tablada cuya aventura leímos en clase. Ahí van los consejos de don Amor:
»Busca mujer hermosa, atractiva y lozana, que no sea alta, pero tampoco enana; si pudieres, no quieras amar mujer villana, pues de amor nada sabe, palurda y chabacana.
»Busca mujer esbelta, de cabeza pequeña, cabellos amarillos, no teñidos de alheña; las cejas apartadas, largas, altas, en peña; ancheta de caderas, ésta es talla de dueña.
»Ojos grandes, hermosos, expresivos, lucientes y con largas pestañas, bien claros y rientes; las orejas pequeñas, delgadas; para mientes si tiene el cuello alto, así gusta a las gentes.
»La nariz afilada, los dientes menudillos, iguales y muy blancos, un poco apartadillos, las encias bermejas, los dientes agudillos, los labios de su boca bermejos, angostillos.
»La su boca pequeña, así, de buena guisa, su cara sea blanca, sin vello, clara y lisa; conviene que la veas primero sin camisa pues la forma del cuerpo te dirá: ¡esto aguisa! [...]
»Si tiene los sobacos un poquillo mojados y tiene chicas piernas y largos los costados, ancheta de caderas, pies chicos, arqueados, ¡Tal mujer no se encuentra en todos los mercados!
»En la cama muy loca, en la casa muy cuerda; no olvides tal mujer, sus ventajas recuerda. Esto que te aconsejo con Ovidio concuerda y para ello hace falta mensajera no lerda.
»Hay tres cosas que tengo miedo de descubrir, son faltas muy ocultas, de indiscreto decir: de ellas, pocas mujeres pueden con bien salir, cuando yo las mencione se echarán a reír.
»Guárdate bien no sea vellosa ni barbuda ¡el demonio se lleve la pecosa velluda! Si tiene mano chica, delgada o voz aguda, a tal mujer el hombre de buen seso la muda.
»Le harás una pregunta como última cuestión: si tiene el genio alegre y ardiente el corazón; si no duda, si pide de todo la razón. si al hombre dice sí, merece tu pasión.
Si quieres leer un pasaje realmente divertido de nuestro Libro de buen amor, te recomiendo el episodio de don Pitas Payas, pintor de Bretaña. Se trata de un ejemplo que don Amor cuenta al Arcipreste para ilustrar lo que le puede suceder al hombre que no sigue sus consejos y no reúne las condiciones adecuadas. Espero que lo disfrutes.
¿Cansados de analizar sintagmas, sujetos, predicados...? Un último esfuerzo. Os propongo un repaso general a través de las siguientes actividades interactivas para comprobar lo que habéis aprendido.
Análisis de sintagmas
La oración: sujeto y predicado
Oraciones impersonales
Las categorías gramaticales
Fuentes (materialesdelengua.org - portal de lengua)