La tienda de la verdad
Un hombre paseaba por una pequeña callejuela de una ciudad de provincias. Como tenía tiempo, se detenía ante cada escaparate, delante de cada tienda, en cada plaza. Al girar una esquina se encontró de pronto frente a un modesto local cuya marquesina estaba en blanco. Intrigado, se acercó y arrimó la cara al cristal, pero en el interior solo vio un atril que sostenía un cartel escrito a mano.
El anuncio era curioso:
"Tienda de la verdad"
El hombre quería saber por qué se llamaba así la tienda y decidió entrar. No vio a nadie y se puso a mirar las grandes estanterías repletas de libros y bolas de cristal. Pero lo que más le llamó la atención fue un enorme ojo sostenido por una mano, con un cartel donde podía leerse “Pregunta lo que quieras saber”. Al fondo vio de pronto a una anciana sentada en una mecedora, la anciana lo miró y continuó con la lectura de un pequeño y viejo libro. El hombre, aturdido, se marchó a su casa. Al día siguiente regresó a la tienda; esta vez no encontró a la anciana en la mecedora, sino una puerta con la siguiente inscripción: “La sala del futuro”. El hombre quería entrar, pero sintió que no era buena idea y cuando se dio la vuelta para marcharse, vio a la anciana:
-Has sentido la necesidad de entrar, todo el que entra no vuelve nunca a la tienda.
-¿Por qué?-preguntó con curiosidad el hombre.
-Todos los que entran saben cómo será su vida a partir de entonces. Tras pronunciar esas enigmáticas palabras la anciana se marchó.
El hombre no podía dormir pensando en aquella tienda en la que había entrado dos veces. A la mañana siguiente, se vistió y salió a pasear. Sin darse cuenta había parado delante de ella, de nuevo. Al entrar notó que las persianas de la tienda estaban subidas y el sol iluminaba el interior. Fue hacia las estanterías y se sorprendió mucho al no encontrar el ojo en la tercera estantería; la mecedora también estaba vacía. Sentía curiosidad por descubrir lo que había detrás de aquella puerta, sin embargo, el temor hizo que de nuevo regresase a casa sin atreverse a hacerlo. Al día siguiente, en su paseo diario se encontró con la anciana:
-Sé que ayer viniste a mi tienda y que ibas a abrir la puerta; piensa bien lo que vas a hacer, porque una vez tomada esa decisión tu vida cambiará por completo.
Tras decir esto se fue calle abajo, se quedó pensativo y no fue a trabajar. La decisión estaba tomada. Se dirigió a la tienda y allí encontró a la misteriosa anciana.
-Te he estado esperando. ¿Ya sabes lo que vas hacer?-le preguntó.
-Sí -dijo muy seguro de sí mismo- No abriré la puerta, puede que sea la única oportunidad para conocer cómo será mi vida, pero creo que es mejor saberlo con el paso del tiempo.
Dicho esto, el hombre se fue de la tienda y desde entonces nadie más abrió esa puerta tan misteriosa.
Patricia Osuna Pérez 3ºB
4 comentarios:
Hola Lidia,
És un grande placer estar visitando tu agradable y interessante blog.
Saludos desde Brazil:
Geraldo
ola seño soy el nacho de 3c te dejo aqui mi blog "ernaxiko" vale??
ok xauuu
hla profesora, na que me ha dao por comentar XDDD, ya le he mandado el trabajo de la iliada esa rara y si queire he aqui mi metroflog: www.metroflog.com/Dar_Knight
hola señooooooooooo porfin has comentado mi cuento esta mejor como tu lo has dejado de como yo lo he escrito jajajajajaj me a gustao como a quedao.
bueno este sera mi quinto o cuarto comentario adioss
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